Dr. Wilfredo Gómez Herrera

Dr. Manrique Umaña McDermott

Dr. Oscar Buitrago

Dr. Alejandro Moya Álvarez

Especialistas en Medicina de Emergencias

Un día previo incómodo, una mala noche sin poder conciliar el sueño. Abrir los ojos a las 3 de la mañana para darte cuenta que te has despertado ya 5 veces. Esa sensación epigástrica como de muerte inminente que crece conforme se acercan las 6 am. Náusea y mareo con el desayuno… Es hora de ir al hospital.

Llega ese día que todo estudiante de medicina teme: el primer día de Internado Rotatorio.

Hacia el final de la carrera de medicina los estudiantes deben realizar el Internado Rotatorio. Serán 365 días en los cuales se pondrán a prueba sus conocimientos y destrezas mientras dan sus primeros pasos en la realidad de una medicina cada vez más exigente. Rotarán por las especialidades básicas.

No es en las aulas de la universidad, ni en los talleres de simulación donde más aprenderán en su carrera; es en el internado donde la vasta mayoría de conocimiento y experiencia se acumularán para formar a aquel nuevo profesional en medicina. Aquel que será responsable de la salud de su país en los próximos años.

Es normal sentir temor, es normal sentir ansiedad. ¡Y DEBEN SENTIRLOS! Porque será su propio futuro el que forjen a partir del día de hoy. La responsabilidad y el esfuerzo son grandes pero ¡la recompensa será mucho mayor!

¿Inicias el Internado hoy? Estos son nuestros 7 consejos para que lo hagas de la mejor manera.

  1. 1. Comienza todos los días con un «Hola»: Saludar en el transcurso de la mañana no solo demostrará tu educación, sino que hará ver al personal hospitalario que ellos te interesan. Todos somos parte del propósito y un buen ambiente interpersonal te hará las cosas mucho más sencillas.
  • 2. Trata a tu paciente con respeto: el paciente es la única razón por la cual tu existes como médico. Preséntate ante él, dile quién eres y porqué estas ahí. Dirígete a él por su nombre. Cuando lo tengas que examinar siempre pide su consentimiento y coméntale qué y cómo lo vas a hacer. Mantenlo siempre informado de su situación pero ante preguntas difíciles dirígele a un superior. Recuerda: trata a tu paciente como te gustaría que trataran a tu madre, a tu padre o a ti mismo.
  • 3. ¡Pregúntalo TODO!: cada días te darás cuenta que «no sabes nada». Cuando te hagan preguntas que no sepas, por favor, responde «no lo sé doctor», seguido de un muy deseable «pero mañana si lo voy a saber». Ten a mano el teléfono para anotar aquellas cosas que debes estudiar y repásalas durante las tardes al llegar a casa. Que el desconocimiento no te lleve a errar en tu accionar. Pregúntalo todo. Las pequeñas lagunas que van quedando no se secan fácilmente, se unen y pueden formar grandes lagos más adelante. Recuerda: primum non nocere.
  • 4. Mantén una actitud positiva hacia el trabajo: no te escondas detrás de la cortina de exploración. Si hay algo bien claro en medicina es que el trabajo nunca se termina. Asume tus funciones con entusiasmo y buena actitud que el producto final de tus acciones será el beneficio para alguna persona que necesita que tu hagas ese «trabajo sucio».
  • 5. ¡No seas un tecnólogo!: cada electrocardiograma, cada gas arterial o glicemia que hagas tiene una enseñanza. No seas el interno que hace glicemias, conviértete en aquel que las interpreta y pregunta cuál es el manejo. ¡Sácale el jugo a situaciones comunes! A residentes y asistentes que vemos esto nos entusiasma e impulsa a educar; conviértete en alguien a quien recordemos con agrado.
  • 6. Busca alianzas: durante el internado habrá tiempos difíciles, residentes con mala actitud, inquisidores, hambruna y cansancio. En cada bloque identifica aquellas personas que tengan influencia positiva en tu formación, aquellos que te puedan ayudar en momentos de apremio. Cultiva la relación de forma recíproca y todo será más llevadero (un café posguardia al asistente que te ayudó en un procedimiento, un «no se preocupe doctor, yo lo hago» al residente que te explicó en la mañana, un «yo le ayudo» al asistente de pacientes que trata de subir a un paciente a su cama, etc).
  • 7. Piensa antes de hablar: sé cauto con lo que dices a tus compañeros internos, residentes y asistentes; recuerda que compartirán algún tiempo juntos y muchas veces el silencio es tu mejor arma. No emitas criterio antes de tiempo en situaciones o escenarios de riesgo. No des pronósticos a los pacientes sin un residente o asistente especialista a tu lado. Piensa bien qué dirás a aquellos que vienen sin una emergencia y a quienes ves por quinta vez en dos días. Piensa bien antes de hablar.

Deja una buena imagen donde quiera que pases porque hay algo que los internos nunca piensan y es que quienes los evalúan para ingreso a residencia son los mismos con quienes compartirán durante estos siguientes 365 días.

Por último, ¡disfruta el internado! Pronto te darás cuenta de la gente importante que conocerás, cuantas personas ayudarás. El tiempo pasa rápido y mas vale que lo aproveches. Mucho éxito a todos.